El Instituto Nacional de Estadística (INE) ha revisado este lunes por tercera vez y por tercera vez al alza el dato sobre el crecimiento experimentado por España después de la pandemia. En concreto, la nueva información incorporada por el instituto estadístico a la Contabilidad Nacional revela que la economía española creció un 5,8% en 2022, frente al 5,5% que se había estimado inicialmente, aunque donde realmente ha habido una corrección con tintes históricos ha sido en el crecimiento de 2021 que se ha disparado casi un punto hasta el 6,4%, desde el 5,5% en que estaba hasta ahora.
Por reajustar, Estadística ha reajustado hasta el desplome que experimentó la economía en el año de la pandemia, 2020, que quedará de forma definitiva en el -11,2% y no en el -11,3% que se venía estimando hasta la fecha.
Se trata de una revisión ordinaria, que se produce todos los años y que así está prevista en el calendario estadístico, en la que se incorpora información sectorial de naturaleza estructural que se ha ido incorporando en los últimos meses y que hasta ahora se había estimado a partir de encuestas coyunturales -algo menos precisas- o de otros métodos avalados por Eurostat. Sin embargo, en esta ocasión la revisión ha estado envuelta de una cierta polémica por los mensajes deslizados en los últimos días por economistas cercanos al Gobierno, como el portavoz económico de Sumar, Carlos Martín Urriza, en los que se anticipaba una revisión histórica del crecimiento español que podría llegar hasta los ocho puntos, sobre la base de la discrepancias entre la información publicada hasta la fecha por el INE y el comportamiento de otros indicadores parciales de la evolución económica como el empleo o los ingresos fiscales.
La revisión no ha sido tan drástica, pero sí ha añadido un punto y medio de crecimiento, que rebaja de forma significativa el retraso que ha venido experimentando España respecto al ritmo de recuperación tras la pandemia del resto de economía de la Unión Europea. Y ahí precisamente es dónde ha incidido el Gobierno, que se ha subido a horcajadas de la revisión del INE para reivindicar que el PIB anterior a la pandemia se recuperó ya en 2022 y no en el primer trimestre de 2023, como apuntaban hasta ahora los datos oficiales; y menos a mediados de 2023, como apuntaban los primeros datos difundidos por Estadística.
«Se confirma que el crecimiento de 2021 y 2022 fue mayor al estimado», desliza el Ministerio de Asuntos Económicos, de quien por cierto depende orgánicamente el INE, como dando por confirmadas sus sospechas y también «la calidad del crecimiento de la economía española, que ha beneficiado especialmente a las familias, aumentando el peso de los salarios sobre el PIB en más de un punto».
Una inyección extra de casi 20.000 millones de euros
La incorporación de nueva información más definitiva y supuestamente más fiable sobre el comportamiento de la economía ha aflorado nada menos que 19.269 millones de euros de actividad económica que se le habían escapado a los indicadores de coyuntura del INE, 1,5 puntos de PIB extra para España que están lejos de los ocho puntos que algunos estimaron a partir sobre todo del comportamiento de los ingresos fiscales -un indicador que los estadísticos señalan como inestable a la hora de estimar el comportamiento de la economía- y más en línea con los dos puntos que estimaba el consenso de los expertos.
¿De dónde salen? La nota difundida este lunes por el INE señala sobre todo a la aportación del sector exterior, verdadera red de seguridad de la economía española en la era postpandémica y que habría tenido una aportación incluso superior a la ya estimada. Según el jefe del servicio de estudios de la Cámara de España, Raúl Mínguez, esta podría deberse a las dificultades de las estadísticas tradicionales para captar el dinamismo de los servicios no turísticos en los últimos años, es decir, de la contratación por otros países de servicios de consultoría, servicios tecnológicos o de construcción con empresas españolas.
Por ejercicios, la revisión de tres décimas de 2022 se explica por una demanda de empresas y familias mayor de lo esperado, que más que compensó el desplome de la inversión, incluso en un contexto de utilización supuestamente intensiva de los fondos europeos, y, sobre todo, por el mayor dinamismo de las exportaciones que no habrían crecido un 14,4% como se había estimado inicialmente sino un 15,2%.
En 2021, además de los factores antes mencionados, el INE ha concluido a la luz de la nueva información disponible que servicios y agricultura tuvieron un comportamiento mejor de lo esperado y que la construcción se desplomó menos de lo que mostraban los indicadores coyunturales, mientras que la industria se comportó algo peor. Por el lado de la demanda se ha detectado un mayor consumo final de las familias, una mayor inversión y una aportación mucho más relevante de los impuestos a la producción.
El INE se ha esforzado en normalizar la revisión estadística difundida este lunes, consciente posiblemente de su controversia. Respecto a la fuerte revisión del crecimiento de 2021 recuerda que España no es el único país que la abordado. «Este hecho no es singular en el caso de España«, subraya la nota del INE, «sino que se ha podido observar en otros países de nuestro entorno que ya han publicado cifras revisadas para 2021. Así, Países Bajos ha revisado al alza en 1,3 puntos el crecimiento de su PIB en volumen para 2021, Reino Unido lo ha hecho en 1,1 puntos y Alemania en 0,6 puntos. Por su parte, Francia lo ha revisado a la baja en 0,4 puntos».
La nota también aclara el fondo metodológico de la revisión de septiembre. Recuerda que cada dato pasa por cuatro revisiones contables hasta que deviene en definitivo, que será el caso del dato de 2020, y que esto es así porque las cifras «están sujetas a un proceso de revisión y desagregación hasta que se convierten en definitivas, reflejando el hecho de que cuanto más coyuntural y agregada es la información de base, más provisional es el carácter de la estimación de las cuentas nacionales».