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A cinco años de la Agenda 2030, el mundo se enfrenta a un desafío importante para alcanzar los ODS

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Dentro de cinco años se alcanzará el plazo fijado por la Agenda 2030, y el escenario mundial en cuanto al cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) presenta preocupantes signos de alerta. De las 169 metas acordadas globalmente en 2015, solo un 18 % ha mostrado avances significativos, mientras que casi la mitad progresa de manera muy lenta o está completamente detenida. Lo que resulta aún más alarmante es que el 17 % de los objetivos ha sufrido retrocesos, comprometiendo los compromisos asumidos para asegurar un desarrollo equitativo, inclusivo y sostenible.

Los ODS surgieron como una hoja de ruta ambiciosa para transformar el mundo: erradicar la pobreza, proteger el planeta y asegurar condiciones de vida dignas para todas las personas. Sin embargo, a una década de su adopción, los avances no solo son insuficientes, sino que en muchos casos reflejan un deterioro de las condiciones que se pretendía mejorar.

Derechos sociales: avances limitados frente a una realidad desigual

Los indicadores relacionados con los derechos sociales revelan un panorama especialmente complejo. La pobreza, que debía reducirse sustancialmente para 2030, solo ha mejorado en el 20 % de los países. En lugar de disminuir, el hambre ha crecido en los últimos años, afectando a una de cada once personas en el mundo. En salud, aunque se ha logrado disminuir la mortalidad infantil y materna, la incidencia de enfermedades transmisibles y crónicas sigue en aumento.

En materia educativa, más de 270 millones de niños, niñas y jóvenes siguen fuera del sistema escolar, lo que compromete el desarrollo de generaciones enteras. La igualdad de género, a pesar de algunos avances legislativos, continúa enfrentando barreras estructurales: las brechas en participación política, acceso a la tierra y derechos reproductivos siguen siendo significativas. Al mismo tiempo, la desigualdad global aumenta, con cifras récord de personas desplazadas y refugiadas. La paz y la seguridad tampoco muestran mejoras: las muertes por conflictos armados se incrementaron en un 40 % durante el último año, afectando de forma desproporcionada a mujeres y niñas.

Ecología: indicios alentadores en una situación de emergencia climática

En el campo ambiental, ciertos indicadores evidencian progresos, aunque los retos continúan siendo significativos. El acceso a agua limpia y servicios de saneamiento ha tenido una mejora, aunque todavía hay miles de millones de personas sin condiciones seguras. La electrificación está en expansión, llegando al 92 % de la población global, destacándose un incremento en el uso de energías sostenibles.

Sin embargo, las consecuencias del cambio climático se agravan. El año 2024 fue el más cálido registrado hasta ahora y las emisiones de gases de efecto invernadero siguen creciendo. La protección de los océanos solo cubre un 8,4 % de su área, y la sobrepesca, junto con la acidificación del agua, continúa siendo una cuestión importante. En el continente, la pérdida de biodiversidad y la deforestación siguen presentes, aunque algunas iniciativas de restauración locales han tenido resultados alentadores.

Economía y desarrollo: crecimiento sin inclusión

En el ámbito económico, el avance es moderado y puede no ser igualitario. Se anticipa que el Producto Interno Bruto per cápita global crecerá solo un 1,5 % en el año 2025. Más del 57 % de los trabajadores a nivel mundial se encuentran en situaciones informales, lo que restringe el acceso a derechos laborales y a la protección social. Sin embargo, se observan avances en la conectividad digital y en la innovación tecnológica, aunque el incremento de las emisiones provenientes de las industrias es una preocupación en aumento.

Las ciudades enfrentan un crecimiento desordenado: más de mil millones de personas viven en asentamientos informales, mientras que los espacios verdes urbanos se reducen. En cuanto al consumo y producción sostenibles, los residuos electrónicos y alimentarios alcanzan cifras históricas, lo que evidencia patrones de consumo insostenibles.

Una hoja de ruta para la acción urgente

Frente a este escenario, se plantea una hoja de ruta con seis transformaciones prioritarias: reformar los sistemas alimentarios, garantizar el acceso universal a energía limpia, promover una transformación digital inclusiva, asegurar educación de calidad, fomentar el trabajo digno con protección social, y reforzar la acción climática y la preservación de la biodiversidad.

Para lograr estos cambios, es necesario intensificar las inversiones, consolidar políticas públicas efectivas y fortalecer las alianzas entre gobiernos, sector privado y sociedad civil. Espacios de alto nivel como los foros políticos globales y las cumbres temáticas serán esenciales para avanzar en compromisos concretos.

La Agenda 2030 aún es alcanzable, pero el tiempo apremia. Convertir los compromisos en acciones efectivas requerirá voluntad política, liderazgo coordinado y una visión compartida del desarrollo como un derecho universal. El desafío es grande, pero también lo es la oportunidad de construir un futuro más justo, seguro y sostenible para todas las personas.

Por Samuel D. Herrera

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