La mayor potencia industrial de Europa tiene puestas sus esperanzas de descarbonización en el hidrógeno verde, una prometedora fuente de energía con la que espera cubrir buena parte de sus necesidades en el futuro. Alemania calcula que tendrá que importar alrededor de dos tercios del hidrógeno que alimentará a su poderoso sector manufacturero cuando pueda abandonar el gas, y para ello cuenta con el proyecto H2Med, el primer corredor europeo que lo transportará desde España y Portugal hasta Francia y Alemania. Una infraestructura de 2.500 millones que empieza a dar los primeros pasos a la espera de la financiación europea y que representantes de los cuatro países presentaron este miércoles en Berlín.
“El H2Med es un gran logro. Que cuatro Estados miembros trabajen juntos supone un paso importantísimo”, subrayó la directora general adjunta de Energía de la Comisión Europea, Mechthild Wörsdörfer, que intervino en el acto, celebrado en la Embajada de España. “El hidrógeno es una prioridad absoluta para la UE”, reiteró. La Comisión espera aprobar el listado de los proyectos de interés común (PCI, por sus siglas en inglés) —proyectos de infraestructuras energéticas transfronterizas clave para construir el mercado interior de la energía en Europa—, el próximo 26 de octubre. Los fondos deberían empezar a fluir a partir de 2024, añadió Wörsdörfer, lo que permitiría empezar con los trámites para poner en marcha el corredor en el año 2030.
Alemania se sumó al proyecto de hidroducto entre la península Ibérica y el resto del continente, llamado inicialmente BarMar, en enero pasado, cuando se comprometió a alargar el tubo, inicialmente pactado entre Francia, España y Portugal, hasta su territorio. La instalación será capaz de transportar dos millones de toneladas de hidrógeno al año y permitirá a España convertirse en “exportador neto de energía”, como subrayó Manuel García, director general de Energía del Ministerio de Transición Ecológica español. Esa capacidad supone el 10% de toda la demanda que se calcula que tendrá Europa en 2030.
El H2Med incluye dos interconexiones entre Portugal y España (CelZa, con 248 kilómetros y una inversión de 350 millones de euros) y entre España y Francia, el hidroducto que unirá la costa española con la francesa, conocido como BarMar, con una longitud de 455 kilómetros y un coste aproximado de 2.135 millones de euros. El H2Med sustituye el proyecto inicial de gasoducto terrestre MidCat.
“Sin infraestructura no hay mercado, y esto va de facilitar la creación de una nueva industria”, señaló Rodrigo Costa, presidente y consejero delegado de REN, el gestor del sistema gasista portugués. Los representantes de los cinco operadores del sistema gasista que participan en el proyecto (Enagás por España; GRTgaz y Teréga por Francia, REN por Portugal y OGE por Alemania) firmaron este miércoles el memorando de entendimiento con el que se pone en marcha el proyecto común.
El Gobierno alemán actualizó en julio pasado su estrategia nacional sobre el hidrógeno, cuyo objetivo es acelerar aún más la implantación de una economía del hidrógeno verde, el fabricado con energía renovable, que se ve como la solución para sectores con muchas emisiones, como la industria pesada o la aviación. Alemania ya ha empezado a trabajar en su infraestructura nacional, que debería constar de 1.800 kilómetros a finales de esta década. OGE anunció esta misma semana la reconversión del primer gasoducto para el uso de hidrógeno, un tramo de 46 kilómetros en el oeste del país que se espera que esté listo para el transporte de este vector energético en 2025. La empresa Ontras empezó en diciembre pasado a construir el primer tubo dedicado exclusivamente al hidrógeno en el Estado oriental de Sajonia.
Berlín confía en que estas autopistas del hidrógeno desempeñen un papel clave en la transición energética del país. “El hidrógeno verde está en el centro de nuestra estrategia de descarbonización y para que llegue necesitamos infraestructuras”, resumió Franziska Brantner, secretaria de Estado del Ministerio de Economía y Clima alemán. Alemania, recordó, tiene poco viento y poco sol, por lo que se hace necesario importar hidrógeno verde de los países del sur. Aunque Berlín cuenta con que buena parte de las importaciones lleguen por barco, el H2Med ofrecerá una alternativa más económica de transporte.
La inversión que necesita el proyecto depende en buena medida de los fondos europeos. El consejero delegado de Enagás, Arturo Gonzalo, señaló que las empresas cuentan con que la financiación comunitaria sea “sustancial” y recordó que el proyecto “sirve a Europa”, por lo que no deberían ser los consumidores españoles quienes lo sufraguen. En esa misma idea insistió el representante del gestor gasista portugués: “No creo que los consumidores vayan a pagar más en sus facturas”. En otras intervenciones Gonzalo ha sido más explícito al asegurar que lo que no cubran los subsidios europeos deberían cubrirlo los beneficiarios finales, en este caso los grandes consumidores del centro de Europa, es decir, la industria alemana.
“H2Med es un proyecto que representa la ambición de Europa de acometer su descarbonización y su seguridad de suministro con recursos propios, renovables, como es el hidrógeno renovable”, destacó Gonzalo. La jornada celebrada en Berlín, bajo el título H2Med, un ejemplo de cooperación energética europea, permitió oficializar la entrada del operador gasista alemán OGE en el consorcio. Con su participación, el proyecto cierra la conexión entre países productores y países consumidores de hidrógeno. “Es un gran paso para hacer viable una infraestructura crítica para el futuro de Europa”, subrayó el primer ejecutivo de Enagás.
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