Un nuevo estudio clínico controlado y aleatorizado ha demostrado que las personas que siguen una dieta compuesta por alimentos mínimamente procesados pierden el doble de peso que aquellas que consumen alimentos ultraprocesados, aunque estos últimos cumplan con las pautas nutricionales oficiales. La investigación, realizada en el Reino Unido, destaca la importancia no solo del contenido nutricional, sino también del grado de procesamiento en la eficacia de una dieta para controlar el peso.
A lo largo de 16 semanas, 55 individuos con exceso de peso formaron parte de la investigación. Los sujetos cambiaron entre una alimentación compuesta por productos ultraprocesados considerados saludables y otra que consistía en platillos caseros con escaso procesamiento. Al finalizar la prueba, se notó que aquellos que optaron por la dieta con menor procesamiento disminuyeron su peso en un 2 % en promedio, el doble de la reducción que alcanzaron con la dieta ultraprocesada, a pesar de que ambas seguían las pautas oficiales del Reino Unido para una dieta balanceada.
Composición del estudio y detalles de los productos alimenticios
A lo largo del experimento, los participantes recibieron gratuitamente alimentos diseñados para cubrir hasta 4.000 calorías diarias. Se les indicó consumir la cantidad que desearan, registrando su ingesta en un diario. La dieta mínimamente procesada incluyó platos como espaguetis boloñesa caseros, frutas frescas y avena nocturna. Por otro lado, la dieta ultraprocesada contenía productos como barritas de desayuno, yogures bebibles, comidas listas para calentar y bebidas vegetales, todos seleccionados cuidadosamente para mantener niveles bajos de sal, azúcar y grasa, así como cantidades adecuadas de fibra.
Ambas dietas estaban diseñadas para cumplir con los criterios nutricionales de la Eatwell Guide, el estándar oficial de alimentación saludable en el Reino Unido. A pesar de esta equivalencia nutricional, los resultados revelaron diferencias sustanciales en la cantidad de calorías consumidas y en la pérdida de peso alcanzada.
Influencia metabólica y apreciación del sabor
Uno de los descubrimientos más destacados fue la variación en el deseo y el placer al comer. Aquellos que adoptaron la dieta con alimentos mínimamente procesados ingirieron, en promedio, 290 calorías menos al día en comparación con su dieta tradicional, mientras que los que siguieron la dieta con alimentos ultraprocesados consumieron 120 calorías menos. La reducción espontánea en el consumo de calorías se debe, en parte, a la menor sabrosura o atractivo de los alimentos mínimamente procesados, en contraste con los productos ultraprocesados que tienen un sabor más pronunciado.
El análisis también reveló avances en varios parámetros de la salud metabólica. Aquellos que consumieron alimentos poco procesados experimentaron una reducción en los niveles de triglicéridos, que son un tipo de grasa en el torrente sanguíneo vinculada con afecciones cardíacas. No obstante, un descubrimiento sorpresivo fue que el colesterol LDL, conocido como «colesterol malo», disminuyó más en los participantes que siguieron una dieta de alimentos ultraprocesados, sugiriendo que el proceso de transformación de alimentos no siempre tiene efectos adversos si cumplen con normas saludables.
Perspectivas a largo plazo y recomendaciones
A pesar de que la disminución de peso registrada en las ocho semanas de intervención fue leve, los investigadores calculan que si se mantuviera durante un año, podría resultar en una disminución del 13 % en el peso corporal de los hombres y del 9 % en el de las mujeres. Este pronóstico es de particular importancia para quienes tienen obesidad o sobrepeso, debido a la sólida relación entre el exceso de peso y enfermedades crónicas como la diabetes tipo 2, problemas cardiovasculares y algunos tipos de cáncer.
El informe también destaca una cuestión social alarmante: en el Reino Unido, menos del 1 % de la población sigue por completo las guías nutricionales oficiales. En los Estados Unidos, cerca del 60 % de la ingesta energética diaria de un adulto se deriva de alimentos altamente procesados. Esta extensa dependencia de productos industrializados representa retos importantes para la salud pública.
Los investigadores subrayan que, si bien el procesamiento no es el único factor a considerar, elegir alimentos con menor densidad calórica, menos aditivos y mayor contenido de fibra puede mejorar notablemente la calidad de la dieta. La clave, afirman, está en priorizar productos con ingredientes naturales, bajos en sal, azúcar y grasas saturadas, y ricos en nutrientes esenciales.
Una ventaja clara para lo natural
Los resultados de este estudio refuerzan la importancia de optar por alimentos en su forma más natural posible. Incluso cuando los productos ultraprocesados están formulados para ser saludables, su efecto sobre la pérdida de peso y la saciedad es inferior al de una dieta basada en ingredientes frescos y mínimamente transformados. A medida que los gobiernos y los profesionales de la salud buscan estrategias efectivas para combatir la obesidad, este estudio aporta evidencia sólida sobre el papel crucial que desempeña el nivel de procesamiento de los alimentos en la regulación del peso corporal y la mejora de la salud metabólica.

