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El impacto de los robotaxis de Waymo en residentes: desafíos de la convivencia entre IA y personas

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Los robotaxis de Waymo, la empresa propiedad de Alphabet, han generado una creciente polémica en las calles de Santa Mónica, California. Mientras la compañía de vehículos autónomos sigue expandiendo su presencia, algunos residentes están expresando su frustración debido a los ruidos constantes durante la noche. La reciente aparición de estas nuevas tecnologías en el vecindario está causando molestias, con vecinos que se quejan de los pitidos y las luces intermitentes de los vehículos, así como del alboroto provocado por los trabajadores que los mantienen y recargan.

Este enfrentamiento resalta una inquietud más amplia respecto a cómo las comunidades están manejando la llegada de la inteligencia artificial (IA) en áreas diarias y genera preguntas acerca de la regulación de la tecnología que sigue en sus fases tempranas.

Las molestias durante la noche: cómo los robotaxis afectan a los vecinos

Una de las mayores quejas de los residentes de Santa Mónica es el ruido nocturno producido por los robotaxis. El «bip bip bip» constante de los vehículos mientras retroceden, junto con el sonido de los cargadores y las aspiradoras utilizados para mantener los autos, han alterado el sueño de muchos. Algunos, como el vecino apodado «Stacker One», han tomado medidas drásticas para bloquear el paso de los vehículos, cubriendo sus sensores con cinta adhesiva. Estos «apiladores», como se autodenominan, afirman que las operaciones nocturnas de Waymo están perjudicando la calidad de vida de los residentes.

Waymo ha intentado abordar las quejas mediante varias medidas, como el uso de aspiradoras más silenciosas y la limitación de la velocidad en los callejones. Sin embargo, los ruidos de los robotaxis y las dificultades relacionadas con la infraestructura del estacionamiento siguen siendo un problema persistente para algunos vecinos, que no ven soluciones efectivas.

El reto de normar los coches autónomos

El empleo de coches autónomos trae consigo nuevos retos legales y normativos. En Santa Mónica, los habitantes han manifestado que el funcionamiento nocturno de los robotaxis infringe leyes locales que prohíben las actividades comerciales ruidosas después de las 11:00 p.m. No obstante, las autoridades de la zona han afirmado que el sonido de retroceso de los vehículos no viola las reglas de ruido, porque no alcanza un nivel sonoro suficiente para ello.

Por otro lado, la Comisión de Servicios Públicos de California y el Departamento de Vehículos Motorizados (DMV) se encargan de regular los servicios de vehículos autónomos en el estado, pero solo desde el punto de vista de la seguridad de los pasajeros. Esto deja fuera las preocupaciones de los residentes, que no tienen una voz directa en la regulación de estas nuevas tecnologías.

Falta de una consulta pública sobre los robotaxis

Uno de los aspectos más controvertidos de esta situación es la falta de consulta pública antes de la implementación de los robotaxis en Santa Mónica. Muchos residentes han expresado que no fueron informados sobre la llegada de los vehículos autónomos, lo que ha generado aún más tensiones. Las autoridades locales han defendido su falta de reuniones públicas, citando exenciones relacionadas con el tipo de servicio, lo que ha incrementado el descontento entre los vecinos.

Los detractores de la insuficiente involucración ciudadana argumentan que la implementación de tecnologías innovadoras como los robotaxis debería venir con un diálogo comunitario para tratar las inquietudes y reducir los efectos adversos.

El futuro de los robotaxis y la coexistencia con los humanos

Con el avance de los vehículos autónomos, es probable que situaciones como las que se viven en Santa Mónica se repitan en otras ciudades del mundo. Los residentes se enfrentan a la cuestión de cómo regular la inteligencia artificial en entornos urbanos, especialmente en lo que respecta a su interacción con los humanos. Mientras que algunos se muestran escépticos sobre la capacidad de las máquinas para adaptarse a las necesidades de las personas, otros ven el potencial de la IA para transformar el transporte y la vida cotidiana.

Sin embargo, la convivencia entre la tecnología emergente y los ciudadanos requiere de una regulación más estricta y una consideración más profunda de sus impactos en la calidad de vida de los habitantes. Aunque los avances tecnológicos son inevitables, las autoridades y las empresas deben garantizar que estos desarrollos no perjudiquen a las comunidades en las que se implementan.

En este escenario, especialistas en políticas públicas, como Hamid Ekbia de la Universidad de Syracuse, proponen que se impulse una mayor involucración ciudadana en el proceso de regulación y que se implementen acciones preventivas antes de que tecnologías como los robotaxis se expandan aún más.

La necesidad de equilibrio entre la innovación y el bienestar ciudadano

El caso de los robotaxis de Waymo en Santa Mónica subraya el delicado equilibrio que debe existir entre la innovación tecnológica y el bienestar de los residentes urbanos. A medida que las ciudades se convierten en escenarios cada vez más tecnológicos, la regulación de la inteligencia artificial y su impacto en la vida cotidiana se vuelve esencial. Solo a través de un enfoque equilibrado que tenga en cuenta tanto las necesidades de los ciudadanos como los avances tecnológicos se podrá garantizar un futuro en el que IA y seres humanos coexistan de manera armoniosa.

Por Samuel D. Herrera

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