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Cuarenta días y más de 1.300 kilómetros a pie desde Barcelona para ver al Papa

De Barcelona a Lisboa a pie para ver al Papa. Cuarenta días de camino, más de 1.300 kilómetros que acabaron este viernes para los ochenta y siete jóvenes de la las parroquias de San Rafael y San Mateo de Barcelona, cuando entre cánticos, aplausos y oraciones llegaron hasta la catedral de San Vicente de Lisboa, acompañados por algunos de sus padres, que se habían incorporado en los últimos cinco kilómetros de camino.

«Ha sido una experiencia impresionante», cuenta Inés a su llegada a la catedral. «Hemos tenido periodos de mucho cansancio y otros en estábamos eufóricos y muy contentos», añade. A Inés, lo que más le ha impresionado es la acogida «en los diferentes pueblos, sin conocernos de nada. Las abuelas del pueblo nos preparaban la comida y la cena, con una gran generosidad».

Para mossèn Ferran Lorda, el párroco que ha organizado la peregrinación, ese ha sido uno de los mayores retos. «No hay nada improvisado», explica. «Son 40 sitios donde dormir y celebrar la eucaristía y lo llevamos preparando desde hace tiempo. Hemos contactado con los diferentes alcaldes y con los curas, y lo más bonito ha sido la acogida que no sólo nos implicaba a nosotros, sino a todas las comunidades por donde pasábamos».

Para el sacerdote le ha resultado «muy conmovedor», ver como «gente que no conocemos de nada y que, seguramente, no volveremos a ver, nos acoja como si estuvieran recibiendo a Jesús». «Hemos podido vivir en primera persona que la Iglesia es madre y allá donde vas, te abre la puerta», concluye.

No es la primera vez que la parroquia organiza una peregrinación pero sí la más larga. «Será más de 1.300 kilómetros, luego cuando revisemos el GPS lo sabremos con exactitud, porque llevamos registrado todo el camino», nos dice mossèn Ferran al llegar a la catedral de Lisboa. «La idea surge porque cada año hacemos un peregrinaje a pie, porque es muy educativo. La sobriedad de vida, el espíritu de penitencia, el compartir la fe… todo nos ayuda a encontrarnos con Cristo».

Para Laura, esta experiencia ha tenido un sentido especial: «En septiembre me caso y esto ha sido una preparación al matrimonio. Ha sido un camino de sacrificio, de amor a Dios y un noviazgo activo». «Cuando acababas la etapa estabas reventado y te preguntabas ¿qué hago aquí?, ¿por qué he venido?, pero luego sacabas fuerzas y seguías».

Nacho también coincide en ese cansancio de la primera semana. «Al tercer día estaba muy tocado y me planteaba si seguir. Pero los compañeros me ayudaron y formamos piña, así que he podido llegar». De los cuarenta días se queda con la acogida en cada pueblo, en especial en La Roda (Albacete), donde el cura «muy simpático, nos dijo en la homilía que Jesucristo es la caña».

A pesar de haber llegado a Lisboa, después de cuarenta días caminando, a los 87 jóvenes de Barcelona les espera todavía este sábado una última etapa, los casi diez kilómetros para llegar al parque Tejo, donde se celebrará la vigilia. Un último esfuerzo para alcanzar su objetivo y, por fin, ver al Papa

By Samuel D. Herrera

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