Se dio prisa el Granada, que aprovechó una pérdida de Gavi para conseguir en el segundo 18 el primero de la noche. Buena asistencia de Lucas Boyé en profundidad y duro disparo de Bryan Zaragoza, lejos del alcance de Ter Stegen. Gavi es un jugador fantástico pero hay que reconocer que no estuvo afortunado en el lance. Xavi dedicó los siguientes minutos a animarle, aplaudiéndole cada acción.
El Barça no se desmoralizó, tomó las riendas del partido, recuperaba el balón enseguida, atacaba con paciencia y sentido y encerraba al Granada en el último tercio del terreno de juego. Los locales se defendían sin angustias, muy concentrados, esperando cualquier ocasión para otra contra letal como la del primer gol. El árbitro perdonó un ‘penaltito’ a Ignasi Miquel, por manifiestamente coger a Christensen a la salida del córner. Tal vez el colegiado consideró que el jugador del Barça cayó sin ninguna opción de jugar el balón.
Joao Félix y Gavi pudieron empatar pero les faltó finura. Christensen demostraba su calidad filtrando asistencias precisas y delicadas. El Barça insistía con seriedad y mordiente. El Granada empezaba a sufrir en defensa, agobiado y demasiado cerca de su área. El empate flotaba en el ambiente pero lo que llegó fue el segundo del Granada, otro golazo de Bryan Zaragoza, que se bailó sobre todo a Koundé y también a Ter Stegen con maestría taurina, caño incluido al defensa. Acción rapidísima y preciosa. Un gol que hay muy pocos jugadores en el mundo capaces de marcarlo. Este chico es un genio, aunque tiene que corregir algunos excesos personales. No lo dijo por molestar, pero le durará poco al Granada.
La eficacia local -dos de dos- contrastaba con el buen partido sin premio que estaba jugando el Barcelona, que con el 2 a 0 quedó un poco tocado, a la vez que el Granada perdió el miedo a la noche. A pesar del cierto desánimo, los de Xavi lo continuaban intentando. Gavi sin querer lesionó a Koundé, que aunque intentó continuar, tuvo que ser sustituido por Araujo. Mala pinta la lesión, gran enfado del jugador. Gavi, el pobre, entre el fallo del primer gol y el daño que le había hecho a su compañero, ponía cara de circunstancias. ¿Qué más le podía pasar?
Álvaro Fernández defendía con gran profesionalidad a Lamine Yamal, que no por ello dejó de insistir y al filo del descanso tuvo su premio, aprovechando el último partido que le quedaba para convertirse en el goleador más joven de la historia de La Liga, a sus 16 años y 87 días. El récord lo ostentaba hasta ayer Fabrice Olinga, que marcó jugando en el Málaga a los 16 años y 98 días. Primer gol del jugador con el Barça, que ya había marcado con España. Soto Grado le perdonó otro ‘penaltito’, en este caso a Araujo, en una acción parecida, aunque quizá no tan clara, a la que en el área contraria había sufrido Christensen.
El Barça estuvo bien en ataque, con ideas, con soluciones. Detrás, como siempre, un colador. Este equipo se ha aflojado defensivamente respecto de la temporada anterior y es ineficaz en la presión cuando pierde el balón en campo contrario. Gundogan funciona muy bien como constructor, pero sufre en sus tareas defensivas.
Paco López preparó cambios enseguida tras el descanso. El Granada parecía cansado. Se defendía rechazando el balón, sin intentar quedárselo. Cancelo está un poco perdido en el mapa, perdiendo demasiados balones no forzados. Acumula siete titularidades seguidas, tal vez necesita un descanso. Triple cambio en el Granada: entraron Puertas, Petrovic y Torrente. Villar, Uzuni y Álvaro Fernández tuvieron descanso. Xavi sustituyó a Fermín por Sergi Roberto.
Cánticos de «Negreira, Negreira»
El público se enfadaba por cada decisión arbitral, el Granada estaba cansado pese a los cambios y el Barça no tenía en ataque el ritmo ni la inspiración de la primera mitad. Gritos de «Negreira, Negreira» porque Soto Grado pitó una falta en lugar de un córner. Un poco exagerado, la verdad.
El Barça parecía tenerlo al alcance pero no estaba acertado. Se le apagaron las ideas. Joao Félix, más lento y con menos espacios. El Granada suplía con pasión lo que le faltaba de aliento. Segunda parte plomiza, bronca, gris. Un dato explicaba la decadencia azulgrana: 13 balones perdidos en los primeros 27 minutos de la segunda parte. Para más desgracia, Lamine Yamal empezó a cojear y Xavi le sustituyó por el nada emocionante Oriol Romeu.
Sin épica, con bronca, y con una polémica forzada por los jugadores del Granada, y sin demasiado sentido, llegó el empate gracias a un centro de Balde rematado por Sergi Roberto. Otro error defensivo de Gavi, noche aciaga, casi propicia el hat-trick de Bryan, que chutó al palo.
Empate meritorio del Granada y mediocre del Barça, que empieza a dar signos de colapso y agotamiento.